La trampa para moscas

Un enamorado de la literatura y de la vida, isleño por vocación y entomólogo aficionado, discurre sobre el coleccionismo, los coleccionistas, el ocio y el sentido de la justa medida. Nuestra propia manía clasificadora nos hará pensar en Jünger y Nabòkov. Sin embargo, si de veras hubiera que encasillar a este autor, iría más con el selecto grupo de quienes reflexionan sobre las cuestiones humanas, observando con humor los aspavientos ajenos desde su apacible refugio. Por ejemplo en Bargfeld, Comiso, Llofriu o Santanyí.